De las redacciones que habéis enviado los de segundo, hay muchas que son bastante buenas (y hasta con reseñas cinematográficas, como Sandra), pero voy a colgar aquí una más personal, de Carlos Rodríguez (2º ESO), que merece la pena que leamos, aunque sea desde vuestros ordenadores o móviles.
Y de repente sucedió. Nadie era consciente
de la situación tan grave que venía, incluso después de ser advertidos por
Wuhan, la gente solo imaginaba que su país no lo viviría en primera persona.
Pero el momento llegó, el mundo se paralizó gracias a esta pandemia. Los
hospitales empezaron a colapsarse poco a poco hasta llegar al punto de no poder
atender a todos, las calles quedaron vacías como si de una tercera Guerra
Mundial se tratase, y el pánico inundaba a nuestras casas.
No éramos conscientes de esta situación,
hasta que poco a poco tuvimos que encerrarnos en casa y hacer cuarentena
durante largos y aburridos días, esperando que nadie de nuestra familia
empezase a tener síntomas porque si no todo empeoraría. Esta enfermedad viene
desde China y se ha ido propagando por el resto de Europa. Según dicen los
expertos, esta enfermedad es muy peligrosa porque es muy contagiosa, y afecta
en gran parte a personas que son factores de riesgo.
Desde mi persona, he podido vivir esta
enfermedad desde muy cerca, y menos mal que no por estar presente en alguien de
mi familia o círculo cercano, si no por el trabajo de mis padres, ambos son
sanitarios. Cada día llegaban a casa cansados y con miedo por la situación que
estábamos pasando, contándonos a todos cada mínimo detalle y haciéndonos ver el
valor que tienen las pequeñas cosas, como poder salir a la calle a dar un paseo
con tus amigos, o un simple beso o abrazo.
El Coronavirus ha venido sacudiéndonos la
realidad para detener el mundo y haciéndonos ver lo importante que es cada
detalle de nuestro día a día al que no le damos importancia. Solemos ir con
prisas, sin disfrutar el momento, o enganchados a la tecnología sin valorar el
calor humano del que tenemos al lado sentado. En eso se basa el siglo XXI. Además,
parece que el planeta nos ha pedido respirar, ya que el cambio climático iba de
mal en peor, y gracias a esto los niveles de contaminación disminuirán
considerablemente.
Cuando todo esto pase, recordaré con
orgullo que todos los españoles hacíamos piña saliendo a nuestros balcones a
aplaudir por las labores tan sumamente enormes que hacían por nosotros los
sanitarios, los dependientes de los supermercados, los camioneros, la
policía…entre otros. Estas personas están luchando día tras día por combatir y
ganar al virus exponiéndose a él. Los demás ciudadanos solo tenemos una labor
para ayudar a todos: quedarnos en casa. Y los adolescentes deben cumplir esto
para aportar su granito de arena en esta situación, ya que posiblemente ellos
son los que menos problemas pueden tener al tener este virus, pero ayudarán a
que las personas mayores eviten contagiarse.
Carlos Rodríguez
Me encanta esta redacción...
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