domingo, 17 de dezembro de 2017

COMENTARIO DE PLATÓN




-Te olvidas nuevamente(6), amigo mío, que nuestra ley no tiende a que una sola clase lo pase excepcionalmente bien en el Estado, sino que se las compone para que esto suceda en todo el Estado, armonizándose los ciudadanos por la persuasión o por la fuerza, haciendo que unos a otros se presten los beneficios que cada uno sea capaz de prestar a la comunidad. Porque si se forja a tales hombres en el Estado, no es para permitir que cada uno se vuelva hacia donde le da la gana, sino para utilizarlos para la consolidación del Estado.
 
0. Intro (igual)              

1. Ideas principales.

En este caso, este párrafo hace mención de una de las principales cuestiones que apremian en la construcción del estado ideal: qué concepción de justicia debe utilizarse para desarrollar ese estado.
Dentro de esa idea de justicia podemos extraer del texto: a) el alcance de esa justicia, b) el carácter orgánico de esa justicia, y c) su componente comunitarista y autoritario, contrario al individualismo.

2. Desarrollo:      Exposición del concepto de justicia de Platón.
Siguiendo este texto, ¿qué concepción de la justicia desarrolla Platón? Para él, la justicia tiene un carácter global, la búsqueda de un bien general (“no tiende a que una sola clase lo pase escepcionalmente bien en el estado”). Sin embargo, este "bien" se entiende de forma individual: la justicia debe ser definida como el dar y exigir a cada cual lo que le corresponde según su naturaleza, dentro de un estado.
Ese estado, por tanto, estaría articulado precisamente por las aportaciones que cada grupo puede ofrecer a esa comunidad (“haciendo que unos a otros se presten los beneficios que cada uno sea capaz de prestar a la comunidad”). Aquí Platón está planteando su división social entre los gobernantes filósofos (el sabio, mencionado un poco antes en el texto de la República como aquel que sale de la caverna y contempla las ideas), los guardianes (aquellos cuya alma estaría representados por la parte irascible), y el estado llano (la parte dedicada a las actividades económicas, productores). Esta división viene dada muy de cerca por su mito del carro alado (división del alma en tres partes, que definen al mismo tiempo estos tres estratos sociales: alma racional, próxima a las ideas, alma irascible y alma concupiscible). Evidentemente, la parte racional adquiere hegemonía en su planteamiento, en cuanto que Platón es de la opinión que la característica fundamental del ser humano es esa racionalidad.
¿Cómo es posible todo este planteamiento de la justicia y del estado en Platón? Porque tenemos una concepción cerrada y definida de lo que es el Bien: Platón deja esto recogido en su teoría metafísica de las ideas. La idea máxima a la que puede alcanzar ese sabio es precisamente la idea de Bien,  entendida como orden y justicia, cúspide de toda la gradación de ideas.
Fruto de este conocimiento verdadero, Platón piensa que el estado tiene el derecho a obligar (“por la persuasión o por la fuerza”) a los ciudadanos a que cumplan su misión dentro de esa sociedad. En cuanto integrante de esa comunidad, el individuo tiene responsabilidades frente al resto de la comunidad. No es de esperar que los integrantes del estado llano se lleguen a interesar por conceptos tan abstractos como la búsqueda de la justicia o que no se dejen llevar por la corrupción (poseer bienes materiales y poder, guiados por su alma concupiscible). Los que son dominados por el alma irascible tampoco mirarán más allá de la gloria militar. Por consiguiente, los únicos candidatos adecuados para el cargo serán los sabios filósofos. En definitiva, el estado resultante platónico resultará altamente paternalista, organicista y autoritario. 

3.             Relaciones.
Esta concepción de la justicia rompe abruptamente con el planteamiento de los sofistas, que suponía el tema de la justicia como producto de la convención humana (nomos). A diferencia de Platón, no existe acuerdo en la naturaleza humana. El dar y exigir a cada cual según su naturaleza implica saber qué es el hombre, y no existe acuerdo para estos autores. Esto produciría que cada cual tiene su propia concepción de la justicia, el estado estaría formado por individuos (y no al contrario como en Platón, donde el estado forma los individuos).
En Platón,  los individuos se disuelven en el estado. Aristóteles, de alguna forma continuaría con esta idea comunitarista de Platón (el hombre es un ser social, y fuera de la comunidad, la polis griega, no tiene ninguna posibilidad de desarrollarse como ser humano). Sin embargo, Aristóteles, mucho más casuístico y no tan interesado en encontrar un régimen ideal como en el caso de Platón, no compartirá ni mucho menos su tendencia autoritaria.

4. (Opcional)
 En conclusión, el planteamiento de la justicia en Platón ha dejado una larga estela a lo largo de toda la historia del pensamiento y de la política, no del todo positiva. Los riesgos autoritarios que implica esta concepción, asociada indudablemente a todo su sistema metafísico (el conocimiento absoluto de la verdad y el bien) ha llevado a autores liberales contemporáneos a considerar a Platón como un “enemigo de la sociedad abierta”, en palabras de K.R.Popper. Los valores tradicionalmente liberales (tolerancia, libertad de expresión, regímenes democráticos) son completamente imposibles en la concepción política de Platón. Sin embargo, no habría que olvidar un componente histórico que justificaría en Platón esta aversión por nuestra actual concepción de la política: Platón sufrió la injusticia de ver a su maestro Sócrates condenado a muerte por un régimen democrático de carácter demagógico.