quarta-feira, 11 de novembro de 2020

COMENTARIO DE TEXTO: POLÍTICA DE ARISTÓTELES

 

La razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra. Pues la voz es signo del dolor y del placer, y por eso la poseen también los demás animales, porque su naturaleza llega hasta tener sensación de dolor y de placer e indicársela unos a otros. Pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto.

Introducción:

Nos encontramos ante el fragmento de La Política, obra madura de Aristóteles, en la que como su nombre indica, su principal tema es la organización de la polis y de la sociedad.  El contexto histórico en el que se desarrolla este pensamiento es el marco de la Grecia clásica en el siglo IV a.C., precisamente en el momento que las Polis (ciudades estado griegas como Atenas y Esparta) entran en decadencia después de un siglo de guerras civiles y están a punto de ser absorbidas por Macedonia y Alejandro Magno.

 

(Idea principal del texto y desarrollo de la misma)

Como idea principal del texto, podemos mencionar el primer argumento que da Aristóteles a favor del carácter social innato al ser humano: el uso de lenguaje. Es gracias al uso del lenguaje, como se menciona en el texto, como el ser humano puede entenderse como un ser que decide éticamente entre lo bueno y lo malo, algo que para Aristóteles es un distintivo fundamental con el resto de los seres vivos. Igualmente, la palabra y el lenguaje es el único medio por el que la razón humana conseguirá desarrollarse plenamente, alcanzando el otro gran rasgo típicamente humano frente al resto de los animales: su carácter racional.

 

(relación con las ideas éticas y políticas de Aristóteles)

¿Por qué concede tanta importancia Aristóteles a justificar el carácter social del ser humano? La respuesta radica en lo más profundo de su pensamiento ético-político. El ser humano es, como todo ser vivo, un ser que tiene unas inclinaciones naturales que cumplir (teleología). Aquella inclinación que lo distingue de los demás animales es su deseo de alcanzar la felicidad (eudemonía).  Pero esta inclinación de todo individuo para ser feliz se encuentra con un impedimento. En la naturaleza, todo animal tiene en sus instintos y en ellos mismos todo lo que necesitan para poder llegar a alcanzar sus inclinaciones naturales (autosuficiencia o autarquía). Sin embargo, el ser humano es un ser completamente indefenso en el momento en el que nace, y necesita de sus semejantes para poder sobrevivir y desarrollarse plenamente. Es por ello que Aristóteles considera que el hombre es un ser social por naturaleza.

Este carácter social del ser humano se desarrolla bajo la tutela de varias instituciones: la familia, la aldea y la ciudad o polis. Cada una de ellas permitirá el desarrollo de distintas necesidades humanas. Las más básicas, que afectan al crecimiento, el afecto y la nutrición corren a cargo de la familia. La aldea se entiende como unión de familias más amplias bajo un clan, que muchas veces permite cubrir las necesidades económicas de sus integrantes. Por último, es la polis la que permite el desarrollo global y perfecto del individuo, en cuanto ciudadano integrante de un estado, con sus necesidades últimas cubiertas. Es importante resaltar que es la ciudad o polis la que da estructura última a la sociedad, y no la familia, puesto que el individuo cuando nace, lo hace inmerso en la ciudad.

Resulta por otra parte irónico que el énfasis que da Aristóteles a la polis como estado ideal en la que se cubren todas las necesidades humanas esté a punto de desaparecer en muy poco tiempo con la llegada de los imperios helenistas; en cualquier caso, su gran intuición del hombre como ser social tendrá una repercusión enorme y llegará hasta nuestros días como elemento indispensable en las disciplinas de la sociología, la antropología cultural actual o en la filosofía política contemporánea, aunque arropado ahora bajo otras instituciones sociales que ya no son la vieja polis.   

 

(relación con otros autores)

La idea del carácter social del ser humano es ampliamente compartida en el pensamiento antiguo y medieval. Platón a este respecto compartirá las ideas aristotélicas, aunque dándoles un carácter más autoritario dentro de su teoría política y de su concepto del estado. En la época de Aristóteles, solo los sofistas y algunas corrientes  aisladas, como los cínicos, defenderán un individualismo radical que cuestiona las relaciones sociales humanas como contrarias a nuestra propia naturaleza humana.  La tradición aristotélica, sin embargo, empezará su erosión gradual con la Edad Moderna, y de la mano de autores contractualistas (Hobbes y John Locke), en los que la sociedad se entiende como un agregado de individuos que solo fundan un estado para resolver problemas comunes. La teoría económica actual se centrará en esta antropología individualista y antisocial, pero no hay que olvidar que el resto de las disciplinas sociales y de la neurociencia da por bueno la intuición aristotélica y la considera imprescindible para una concepción adecuada del ser humano.

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